AHORRO ENERGÉTICO
Habitualmente escuchamos las siguientes preguntas, a las que trataremos de dar respuesta.
¿Cuáles son las diferencias entre una instalación de calefacción central y una individual? ¿Que sistema es mejor? ¿Por qué a veces se opta por una u otra solución?
Cuando decidimos comprar o alquilar una vivienda, uno de los aspectos en los que debemos fijarnos es en que tipo de sistema de calefacción dispone.
Cabe recordar, que gran parte del consumo energético de una familia se destina a calentar el hogar, ya que según varios estudios, alrededor del 50% de la energía consumida por el sector residencial se destina a tal fin.
Eso si, esto varía mucho de unas zonas geográficas a otras, ya que en algunas regiones españolas a penas se necesita calefacción.
En España...
un 15% de las viviendas no cuenta con ningún sistema de calefacción
un 10% de los hogares tienen una instalación de calefacción centralizada
¿Cuando conviene tener un sistema de calefacción central?
Pues precisamente en las regiones donde los inviernos son fríos, y donde mas energía se consume, los sistemas de calefacción central obtienen un alto rendimiento.
Para ello la instalación debe estar bien calculada, equilibrada, regulada y mantenida.
¿Qué ventajas tiene una instalación de calefacción central?
Se puede optimizar mucho la producción de calor. Una única fuente de calor da servicio a varias viviendas, en un mismo bloque o en varios. Conseguimos con esto que no sea necesario disponer de una caldera individual por vivienda.
El coste del mantenimiento de una instalación central suele ser menor que la suma del mantenimiento de todas las calderas individuales.
Así como la suma de las pérdidas de cada generador de calor, en el caso de ser calderas independientes, es mayor que las pérdidas de una caldera central.
Conseguimos también, al ser necesario adquirir grandes volúmenes de combustible, un mejor precio por parte de las comercializadoras.
Como desventaja, tenemos que en este tipo de sistemas de calefacción central, las decisiones no las toma cada persona, si no que mediante un consenso comunitario, se deciden aspectos tales como el horario de encendido de la caldera, el periodo de funcionamiento de la misma, etc.
Otro de los aspectos negativos a tener en cuenta en instalaciones centrales antiguas, es que todos los vecinos pagan un precio proporcional, generalmente en función de criterios como la representación horizontal o los metros cuadrados de la vivienda, independientemente del uso que hagamos de la calefacción, de si tenemos radiadores cerrados o abiertos, de si abrimos las ventanas, etc.
Actualmente ya existe solución para este último punto, y es la instalación de válvulas termostáticas en los radiadores, que permitan regular la temperatura de cada habitación, y contadores que permiten repartir cuánta energía se ha consumido en cada uno de ellos, para pagar en función al uso que hagamos del sistema.
Las instituciones europeas abogan por la individualización, y la legislación ya ha dado pasos para que los edificios se adapten y repartan los costes de calefacción.
En muchos de los edificios de calefacción central, gracias a que en 1999 entrara en vigor el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE), indica que se debe disponer de un contador que permita repartir los costes de acuerdo con el consumo realizado.
A fecha de hoy, en los edificios más antiguos con caldera central, todavía está pendiente la transposición española de la directiva 2012/27/UE de la Union Europea relativa a la eficiencia energética, que obliga a la contabilización individualizada de los consumos de energía, entre ellas la energía térmica de los sistemas de calefacción centralizados.
